“El Efecto Paralizante” y Fomentar la Esperanza en las Comunidades Inmigrantes

“El Efecto Paralizante” y Fomentar la Esperanza en las Comunidades Inmigrantes

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Héctor Aveldaño y su hija Julianna, de 6 años, asisten a la Fiesta Internacional de Globos de Albuquerque. Héctor, que trabaja en la organización Fathers New Mexico, con sede en Santa Fe, Nuevo México, dice haber visto el impacto de las políticas y la retórica antiinmigrante tanto en su vida personal como profesional.
Informe nacional de las familias latinas 2025

En los meses posteriores a la toma de posesión del presidente Trump, Héctor Aveldaño ha presenciado el impacto de la retórica migratoria radical en distintos aspectos de su vida.

Héctor Aveldaño posa con su hija, Julianna, durante una caminata por el desierto. Héctor, quien emigró a Estados Unidos con su familia cuando tenía 9 años, es beneficiario del programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA).

Este padre de Albuquerque, Nuevo México, lo nota cuando amigos y familiares cancelan viajes o evitan salir por temor a los agentes de ICE. También lo ve en su trabajo como gestor de casos en Fathers New Mexico —una organización sin fines de lucro dedicada a la mentoría y defensa— donde muchos clientes temen presentar denuncias, resolver disputas de custodia o acceder a apoyos esenciales como cupones de alimentos o Medicaid.

“Las cosas se están poniendo raras por aquí,” dice. “La gente necesita ayuda, apoyo, recursos… y muchas personas tienen miedo de buscarlos en este momento.”

Las observaciones de Héctor reflejan una tendencia preocupante que los investigadores conocen como “el efecto paralizante”. Durante la primera administración de Trump, ante la amenaza de deportaciones masivas y un clima de creciente sentimiento antiinmigrante, muchos inmigrantes evitaron actividades esenciales de la vida diaria: dejaron de acudir al médico, de presentar denuncias e incluso, en algunos casos, de asistir al trabajo.Los resultados de la Encuesta Nacional Latina e Hispana 2025 indican que este efecto persiste durante el segundo mandato del presidente y podría tener consecuencias a largo plazo para comunidades en todo el país.

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¿Cuál de las siguientes actividades evitarías debido a los planes de deportación masiva del presidente Trump?

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35%

Hablar con la policía o reportar un delito

32%

Inscribirse para recibir beneficios públicos para mí o mis hijos

30%

Inscribirse en programas escolares o de la primera infancia

27%

Renovar o solicitar una licencia de conducir

26%

Hablar con maestros u otros funcionarios escolares

25%

Ir al médico

24%

Ir al trabajo

Un Sueño, Una Familia

Héctor es padre, defensor comunitario y dueño de su casa. Fue a la universidad y paga sus impuestos. También es un orgulloso Dreamer. Nacido en Monterrey, México, emigró con su familia a los 9 años, y es uno de más de 530,000 inmigrantes traídos a Estados Unidos cuando eran niños, que completaron su educación aquí y obtuvieron el derecho a quedarse y trabajar. Héctor solicitó y recibió el estatus de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA) un año después de la aprobación del programa en 2012.

No planeaba tener hijos, pero ahora Héctor Aveldaño no puede imaginar su vida sin Julianna, de 6 años. En un momento en que el sentimiento antiinmigrante se intensifica, Héctor dice que se está apoyando en su familia y planificando lo mejor que puede para un futuro incierto.

Héctor considera que sus tres décadas en el país son un ejemplo brillante del Sueño Americano. Ha echado raíces y trabajado duro para mantener a su familia, incluida su pareja Gladys y su hija Julianna, de 6 años.

“No pensaba tener hijos, y ahora que tengo a mi hija, no me imagino sin ella,” dice. “En mi familia y en la comunidad hispana, ser padres es algo que amamos. Amamos a nuestros hijos. La vida ahora es un reto, y no parece que vaya a mejorar pronto, pero creo que nuestra mentalidad de realmente estar ahí para nuestros hijos es lo que nos va a ayudar a seguir adelante durante los próximos años y más allá.”

Héctor no se detiene demasiado en pensarlo, pero sabe que sus propias protecciones no son invulnerables. Es como la mayoría de los padres latinos que dicen que la retórica antiinmigrante les genera preocupación. En la encuesta de este año, el 57% de los padres reportó que las políticas de la administración les causan miedo de que amigos o familiares sean deportados. (Entre los inmigrantes latinos encuestados, el 74% dijo estar muy preocupado).

Ese temor puede tener efectos negativos a largo plazo en los casi 19 millones de niños en EE.UU. que viven con al menos un padre inmigrante. Durante el primer mandato de Trump, pediatras y padres reportaron que los hijos de inmigrantes enfrentaban problemas para dormir o sufrían de depresión y ansiedad. Además, aproximadamente 1 de cada 3 padres encuestados este año dijo que evitaría inscribir a sus hijos en la escuela o en programas de primera infancia debido a los planes de deportación masiva de esta administración.

El Poder de la Esperanza

Cuando Julianna tenía un año, Héctor se unió a Fathers New Mexico y pronto descubrió lo gratificante que era trabajar con otros padres, muchos de ellos también inmigrantes. A su capacitación profesional se sumaba su experiencia participando en manifestaciones por la reforma migratoria y organizando en nombre de otros Dreamers. Todo eso le brindó herramientas clave: conocer sus derechos y saber cómo protegerse frente a detenciones injustas.

Héctor Aveldaño ayuda a su hija Julianna a mostrar su certificado de graduación.

Gracias a su formación y a su trayectoria como activista, cuando sus clientes expresan el tipo de miedo que produce el efecto paralizante, Héctor sabe cómo tranquilizarlos.

“Siempre les digo a las personas: ‘Cada vez que sales de tu casa, estás pagando impuestos. Y de ahí viene el dinero para estos servicios y recursos,’” comenta. “‘Así que si calificas, pide todo lo que te corresponde porque para eso pagamos impuestos.’”

Empoderar a los padres para que se conviertan en sus propios defensores — y que defiendan también a sus hijos — ayuda a que las comunidades se mantengan fuertes en medio de la adversidad. Pero eso es solo una parte del desafío. Héctor dice que un cambio de mentalidad es fundamental para que su comunidad pueda resistir esta etapa.

Últimamente, sus vecinos y amigos inmigrantes han comenzado a repetir mensajes del tipo “nosotros contra ellos” que, según él, favorecen a los que están en el poder.

“Dicen, ‘Bueno, este no es nuestro país. Ya sabíamos esto cuando llegamos, así que si nos tenemos que ir, nos tenemos que ir,’” comenta. “Da tristeza ver que la gente tenga tanto miedo, incluso si ya llevan 20 años aquí y han hecho todo bien.”

Aparte del hecho de que las comunidades hispanas han estado presentes en Estados Unidos desde mucho antes de la formación del país, Héctor dice que el antídoto para este tipo de pensamiento es la esperanza y el enfoque en el futuro.

“Ya sea que seamos nosotros, ahora, en 2025, o nuestros abuelos en su pueblito en México, siempre va a haber desafíos,” dice. “Solo tenemos que seguir intentando asegurarnos de que nuestros hijos tengan más y mejores oportunidades que las que tuvimos nosotros.”